jueves, 18 de agosto de 2011

Una Taza con café

El día ha pasado lentamente y el Sol se comienza a esconder detrás de esas montañas rocosas.

Todo el pueblo cierra puertas y ventanas, asegurándolas con cuñas y tablones; el forastero le pregunta al mesero que es lo que sucede, este solo le sirve una taza con café y sale corriendo fuera de la cafetería.

El forastero se comienza a preocupar al ver que las calles han quedado desoladas; llenas de silencio y frío.

La neblina comienza a bajar y la luz de las pocas lámparas que hay en las calles se comienza a opacar mientras los vidrios de las ventanas se comienzan a empañar.

Con su taza con café en mano, se sienta en la banca que esta frente a la cafetería, toma su rifle y espera a ver que es lo que esta a punto de suceder en ese viejo pueblo en el que toda la gente tiene miedo.

Atravesando la neblina se dibuja una silueta, trata de diferenciar de que se trata y logra ver una persona con ropa vieja y desgastada llena de polvo.

Dejando a un lado la taza, se levanta y se dirige hacia esa persona, esta a punto de llegar cuando se da cuenta que no es una persona normal, se trata de un zombie, tomando su escopeta le dispara y no logra causarle ningún daño.

Regresando a la cafetería toma su equipaje y saca una caja de madera, la abre y toma las balas que en ella guarda. Son balas de plata, se arma de valor y sale a las frías calles, un ejercito de zombies lo esperan; comienza a disparar a uno por uno, caja tras caja de balas se van acabando...

El Sol ha comenzado a salir, los cadáveres putrefactos se comienzan a convertir en polvo; aquel extraño forastero toma su escopeta y tomando su taza entra de nuevo a la cafetería, se sirve un poco mas de café , arregla su equipaje y sale de nuevo de la cafetería con rumbo desconocido, buscando mas zombies para acabar con ellos.

»No escondas tus temores, enfrentalos, recuerda que Dios te ha dado un ♥ valiente y no cobarde»

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