jueves, 18 de agosto de 2011

Eterna Noche

Noche oscura llena de silencio y viento desolador el que cada vez me llena mas de miedo.

Los aullidos de los lobos cada vez se escuchan mas cerca; lo bueno es que tengo suficiente gas para mantener encendidas las lámparas y así alejarlos de la cabaña.

Cada vez se escuchan mas cerca y parece que son mas. Puedo escuchar como se pelean entre sí uno con el otro como que si estuvieran discutiendo por una presa.

La noche se esta poniendo más fría, colocaré más leña a la chimenea para calentar más. Creo que se fueron, no escucho ningún ruido. Iré a traer un poco mas de leña para mantener encendida la fogata y así estar bien toda la noche.

Al abrir la puerta, los lobos están a escasos pasos de el y uno de ellos se lanza encima tratando de morderlo, gracias a los reflejos logra cerrar la puerta estando asustado.

Comienzan a golpear la puerta y aullar cada vez mas fuerte. Se pueden escuchar como se pelean por entrar primero y devorar por completo al joven. Todo asustado acerca las lámparas a la puerta y as{i poder asustarlos y poder estar tranquilo.

Todo vuelve a estar tranquilo, solo escucha el silbido del viento sobre las copas de los árboles; acostado en el sillón cerca de la chimenea sigue el joven asustado, poco a poco se va apagando la luz de las lámparas y el miedo lo comienza a invadir, la respiración se comienza a acelerar a cada segundo que pasa mientras se apagan las lámparas.

Aun con la chimenea encendida, se aferra a la vida rehusando a dejarse devorar por los lobos. Los aullidos y los ladridos cada vez son mas débiles.

El Sol comienza a salir y con esto uno a uno se van yendo los lobos. El joven puede respirar profundo al darse cuenta que ya no queda ni uno solo afuera de la cabaña.

»Muchos tratan de devorarte para quedarse con lo que te pertenece, pero recuerda que Dios te va ayudar y ellos saldrán huyendo»

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