martes, 2 de agosto de 2011

A Escondidas

Con miedo a que la escucharan, día a día, la pequeña Princesa caminaba por el bosque entonando bellas canciones que nacían en su corazón.

Pensando que a nadie le gustaría su voz pasaba horas en el bosque cantando alegremente para las aves y los animales que en el vivían.

Un día, para su sorpresa, llovió durante todo el día y ella triste por que no vería a sus amigos los animales del bosque. Al llegar la noche se acerco a la ventana y comenzó a cantarle a la Luna y las estrellas, las cuales bailaban al son de la música que ella entonaba con su melodiosa voz.

Llena de alegría y felicidad se olvido que el Rey estaba enfermo y que todo tenía que estar en silencio en el palacio. Ella felizmente bailando y cantando por cada pasillo del enorme palacio, sonriendo y llena de alegría y felicidad la pequeña Princesa cada vez cantaba mas fuerte.

Un guardia corrió a decirle que se callara y cuando este lo hizo, una voz algo temblorosa pero llena de felicidad le dijo que no se detuviera. Al volver la mirada para su sorpresa era el Rey el que luego de varios años se había levantado de nuevo; la pequeña Princesa al ver esto corrió llorando y llena de felicidad a abrazar a su padre al que amaba con toda su vida.

A partir de esa fecha, la Princesa al despertar corría hacia la alcoba de sus Padres llena de felicidad y entonando esas bellas canciones que nacían en su corazón adornadas con su hermosa voz.

La medicina que por años buscaron estaba en su propia casa y mas cerca de lo que se imaginaban; lo único que el Rey necesitaba era un poco de alegría, paz y amor, lo cual se encontraban en las canciones que su pequeña Princesa cantaba.

"Por miedo nos privamos de la felicidad y no dejamos que las demás personas disfruten de los talentos que Dios nos ha dado"

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